Data: 02/10/2019
La raza de vaca autóctona de Galicia, la rubia gallega, ha sido siempre valorada por la calidad de su carne, incluso allende nuestras fronteras –Galicia fue la única región de España que tuvo un importante comercio de ganado vacuno con Inglaterra–, pero su actual naturaleza ha sido fruto de un incesante trabajo de investigación, que está cambiando el proceder de los ganaderos.
El Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo conserva uno de los más importantes rebaños de rubia gallega del mundo
Teresa Moreno es la especialista en calidad de la carne del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, un organismo dependiente de la Xunta, heredero de la primera granja agrícola experimental de Galicia. Sus orígenes se remontan a 1888, donde se fijó la raza vacuna que hoy conocemos como rubia gallega, y con la que se lleva trabajando desde entonces.
El centro cuenta con una finca de 300 hectáreas, de las cuáles 65 se reservan para un rebaño de rubia gallega de 120 cabezas, uno de los más importantes que se conservan, pues al no depender de intereses comerciales, ha preservado mejor que ningún otro la pureza racial.
Este rebaño ha sido objeto de decenas de investigaciones científicas, que buscan mejorar las explotaciones ganaderas gallegas, tanto a nivel económico, como en cuanto a la calidad de la carne resultante (algo que suele ir de la mano).
Como cuenta Moreno, en los últimos años el centro ha llegado a una serie de conclusiones, que están siendo fundamentales en el devenir de la cabaña bovina gallega, y que no se contemplaban en las explotaciones tradicionales.
concentrar el mayor número posible de partos en otoño, algo que, explica Moreno, influye notablemente en la alimentación de los terneros: “El amamantamiento durante muchos meses es importante y es necesario que la última parte de la vida del ternero coincida con la mayor producción de leche de la madre. Si se concentran los partos en el otoño la máxima disponibilidad de hierba en primavera coincide con la máxima producción de leche y la época final de su vida. Además se sacrifica el ternero en el mejor momento de venta de la carne, en verano”.
El hecho de que la ternera gallega suprema tenga por fuerza que ser alimentada con leche materna hasta, como poco, los siete meses de vida, tiene una influencia directa en la calidad de la carne: influye en su terneza, sabor y jugosidad.
PROXECTOS
ACTIVIDADES
APLICACIÓNS RAX