Data: 02/05/2013
La producción ganadera en Galicia se encuentra íntimamente ligada a un alto uso de forrajes, principalmente praderas y maíz, que representan el 47,5% y el 11,6% respectivamente de la superficie agraria útil (Consellería de Medio Rural, 2008).
Este hecho hace que las explotaciones ganaderas especializadas en la producción de leche aprovechen estos forrajes de forma directa por el ganado durante el pastoreo, o bien conservados en forma de silo tras efectuar varios cortes de forraje. En estos cultivos, la aplicación de purines y estiércoles como fertilizantes es una práctica bastante extendida y favorable en el sentido de suponer un ahorro importante en la compra de fertilizantes minerales e, indirectamente, una solución a los residuos almacenados en las fosas. Estos residuos deben emplearse de una forma racional y eficiente, ya que de lo contrario pueden tener un impacto negativo sobre el ambiente. Entre las implicaciones ambientales se encuentran las pérdidas de N a la atmósfera en forma de óxido nitroso (N2O), un gas con potente efecto invernadero implicado en la destrucción del ozono estratosférico. Este gas se genera a partir de los procesos de nitrificación y desnitrificación que tienen lugar en los suelos y, la aplicación de fertilizantes nitrogenados, bien sean minerales u orgánicos incrementan las pérdidas a la atmósfera de este gas. Cuando se trata de praderas pastadas la presencia de los animales condiciona enormemente los ciclos de nutrientes (C y N) suelo-atmósfera; se estima que en torno al 75-90% del N ingerido por las vacas no se metaboliza eficientemente y es directamente depositado de nuevo en el terreno en forma de heces y orina.
El número de puntos emisores de N2O “hot spots” aumenta consecuencia de altos contenidos de materia orgánica en el suelo, elevados aportes muy localizados de N y C fácilmente degradable y, compactación del suelo por la presencia de los animales, que disminuye la aireación y puede provocar encharcamiento, factores todos ellos que estimulan la emisión de N2O. Si se observan los datos aportados por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (2009), durante el año 2007 la emisión de N2O procedente de la agricultura fue de 22.780 Gg equivalentes de CO2, lo que representa el 5,15% del total de gases de origen antropogénico emitidos a la atmósfera. Dentro de esta actividad las principales fuentes de emisión son los suelos agrícolas fertilizados y la gestión de residuos de origen animal. En consecuencia, es necesario determinar aquellas prácticas de fertilización u otros manejos agronómicos que además de ser económicamente rentables sean también respetuosos con el ambiente. Atendiendo a lo expuesto anteriormente, en el trabajo se plantean los siguientes objetivos: ? Cuantificar las emisiones anuales de N2O producidas en praderas pastadas, así como, evaluar el efecto que la presión de pastoreo y el tipo de fertilizante pueden ejercer en dicha emisión.? Evaluar en praderas bajo manejo de corte el efecto del tipo de fertilización (mineral y orgánica mediante el empleo de purín de vacuno y porcino) y la técnica de aplicación del purín (inyección en la capa superficial del suelo o de forma superficial en bandas) en la emisión de N2O.? Determinar el efecto del tipo de fertilizante (mineral y orgánico mediante el empleo de purín de vacuno y porcino) en la emisión de N2O durante el cultivo del maíz forrajero. Asimismo, a lo largo de todo el estudio se pretende establecer la relación entre la emisión y las condiciones edafo-climáticas de la zona (N mineral del suelo, humedad, temperatura del suelo a 10 cm de profundidad, temperatura del aire). Estos estudios serán conducidos en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo a través de ensayos de campo establecidos en la propia explotación experimental, de forma que se llevarán a cabo muestreos continuos del gas emitido por los cultivos y de forma bastante intensiva tras el aporte de fertilizantes.
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